Canción a los ancestros americanos.
En el cuerpo de tu danza
se hunde la tarde.
Y tus hijos sueñan lugares soles,
volcanes,
siglos,
serpientes,
cuervos,
anillos.
Porque los que desandan
manos de melodía
abren el pecho de tu canción.
Y beben noche, barro y rocío
en un día de eternidad,
aunque a veces
tu voz se adormece en una mañana clara
y sin viento.
M.J.
lunes, 11 de marzo de 2024
Suscribirse a:
Entradas (Atom)